Era noche cerrada
sólo estaba el mar y yo,
las olas iban y venían
y en cada ola juguetona y traviesa
les cantaban alegremente
a los botes mecidos por el vaivén de las aguas
y a las redes de los pescadores.
Ya los hombres de mar comenzaban a llegar
para irse en sus barcas a las profundidades del mar
llegaba la hora de ir por la pesca del día,
el agua se agitaba
y tan sólo quedaban estelas en la mar.
Más atrás iba en mi pequeña barca
pero a solas, no iba él
me adentraba con mi carga de recuerdos
sin prisa, sin impaciencia, sin rumbo
pero no estaba él,
el que me alegraba la existencia.
Para que la prisa si no lo encuentro
hace tiempo que se me perdió
por eso lo busco en el silencio de la mar
me acompaña la oscura noche,
me acompaña el vaivén de las olas,
de pronto siento su presencia
es el dueño de mi vida,
el que me dió la existencia,
la búsqueda ha terminado, estoy con él.